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"Exigimos que se nos exija"

«Cien veces que naciera, cien veces querría ser carnicero»

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Miguel Escuer: Un empresario excelente y humilde, un ciudadano que despliega una extraordinaria labor social.

Miguel Escuer es solidaridad y humildad encarnadas, representación humana de la bonhomía. Siempre está dispuesto a echar una mano donde se le necesita, aunque se sonroja y rehúsa el protagonismo al preguntarle por su gran generosidad. Ajeno a los alardes, habla de pequeñas colaboraciones, que en realidad son grandes gestos que hacen de Huesca una ciudad más «grande» y mejor.

HUESCA.- Conocido y apreciado, su altruismo se ha enredado amorosamente con numerosos colectivos de distintos ámbitos, sobre todo con entidades sociales y deportivas. En este admirable proyecto de vida, le acompañan su familia y el equipo de profesionales de la Carnicería Miguel Escuer apoyándole. Con esta persona ejemplar, finaliza un ciclo de esta maravillosa experiencia «Entrevistas a cuatro manos», iniciativa pionera de Asociación Down Huesca, en su 25 aniversario, y DIARIO DEL ALTOARAGÓN, a la que se ha sumado una larga lista de personas dispuestas a contestar nuestros formularios.

¿Desde qué año está abierta la carnicería?

-Abrimos el 5 de mayo de 1998, pronto haremos 19 años. Estuve ocho años en otra empresa y ocho en la primera. En total, 35 años de profesión de carnicero.

¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

-Además de lo que es en sí la actividad de carnicero, que es trabajar las carnes, transformarlas, hacer productos e inventar, sobre todo el conocer a mucha gente, comunicarnos con ella y poder involucrarnos con asociaciones como la vuestra y con otro tipo de organizaciones. A mí eso me encanta.

¿Le gustaría trabajar con personas con discapacidad?

-No es que me gustaría, me encantaría trabajar con personas con otras capacidades; pero en nuestra actividad existe un riesgo añadido, nuestra maquinaria, nuestros cuchillos. Hace falta una preparación muy intensa y costosa en tiempo para poder utilizarlos. En nuestro oficio suele haber bastantes cortes, por eso es preferible que personas con otras capacidades se vinculen a otras actividades. Desde luego que hay cosas que se pueden hacer sin necesidad de coger maquinaria, pero yo estoy muy limitado por el espacio.

¿Ha notado la crisis económica en su establecimiento?

-Evidentemente, pero ante la crisis hay que luchar con el ingenio, haciendo cosas nuevas; no esperar a que vengan a ti, sino salir tú a que te conozcan. No llega a compensarlo todo, pero de momento tengo la suerte de poder mantener los puestos de trabajo de siempre.

¿Le gustaría que sus hijas continuaran con el negocio?

-No va a ser así, porque una está trabajando en Almería y la otra en Madrid, afortunadamente van por otro lado. Digo afortunadamente porque mi oficio es muy esclavo, son muchísimas horas, se dispone de muy poco tiempo libre. Es sí, muy bonito, precioso. Yo, cien veces que naciera, cien veces querría ser carnicero.

¿Si no hubiera sido carnicero, a que se habría dedicado?

-Si no hubiera sido carnicero, creo que me habría gustado volver a nacer para ser carnicero. En un principio yo iba enfocado a otra cosa, aunque no sé bien a qué, pero me pilló el servicio militar, que te rompe todos los esquemas y es un periodo que pierdes. Me surgió esto por casualidad y por necesidad, y yo estoy encantado. Caí en una familia que adoro en el primer trabajo que tuve, la del señor Andrés Ferrer Olivera y la señora Josefina, y me hicieron querer este oficio.

¿Qué hace en su tiempo libre?

-Tengo poco, pero si puedo descansar, descanso, porque me lo pide el cuerpo; y si no, me gusta mucho caminar. Tenemos la suerte de vivir en una ciudad en la que das cuatro pasos y estás en el monte. Eso me ayuda a ventilar la cabeza y las piernas.

¿Práctica algún deporte?

-No, porque mis condiciones físicas no me lo permiten y además no tengo tiempo. Si algún día me veis correr, por favor corred todos, que algo está pasando. Pero me gusta el deporte, lo apoyo siempre que puedo porque considero que es una forma de educación y de disciplina importante para la gente joven.

¿Le gusta leer?

-Tampoco lo practico mucho y si te digo lo que leo a ti, José, un escritor de libros, me vas a decir que eso no es leer. A mí me gusta más escribir. Aunque no lo hago ni la cuarta parte de bien que tú, me gusta plasmar lo que pienso en un papel.

¿Se ha planteado alguna vez escribir un libro?

-Tengo muchas ganas de tener mucho tiempo para escribir; no mi vida, porque es lo más aburrido que te puedes echar, pero alguna vivencia y cosas que se me pasan por la cabeza, sí. De hecho, tengo muchas cosas escritas, guardadas, para poderlas recopilar, para leerlas mis hijas y yo, o quien quiera.

Cuando se jubile, ¿a qué va a dedicarse?

-Cuando me jubile me dedicaré a ser mayor, a descansar, a pasear; a visitar a mis hijas, que probablemente no estén en Huesca, y a estar con ellas y dedicarles todo el tiempo que no les he dedicado cuando eran pequeñas, que es una carga que llevo encima.

¿Qué le ha llevado a tener este grado de compromiso y solidaridad con los demás?

-¡Qué pregunta más bonita! Simplemente, sentirme bien, porque soy de los que piensan que vale más ser feliz que tener la razón. Yo soy feliz cuando veo felices a los de alrededor. Será un tópico y todo lo que queráis, pero es así. Pienso que si todo el mundo diera ese poquito que puede, dentro de sus posibilidades, todo iría muchísimo mejor. Eso es lo que me lleva a formar parte de vuestra familia, por ejemplo, y de hacer mis pequeñas colaboraciones.

¿Con cuántos proyectos más colabora?

-Con el Club Patín, el club 90, el Peñas Oscenses de fútbol, con el Balonmano, con el Huesca de Segunda División… Me considero parte de todos ellos en una pequeña porción. Yo me siento Down hace muchos años; también tengo muy buena relación con Aspace, con el autismo, por supuesto, con Entarachen Vols… Los nombro porque me encantan todos, pero no por que quiera presumir. Si me olvido de alguno, que me perdonen.

¿Qué sentimientos y emociones aporta ser solidario?

-Me siento feliz, muy a gusto, muy tranquilo. Es una gozada ir por la calle y que te salude tantísima gente. Si me llaman a la puerta porque alguien tiene una necesidad o yo me entero, si puedo, ayudo. A mí me gustaría el día de mañana, si lo necesito, poder llamar algún lado; para que me escuchen, por lo menos. En una ciudad como Huesca, en la que prácticamente nos conocemos todos, deberíamos ser más solidarios en muchos sentidos. Huesca iría mucho mejor.

¿Cuántos jamones regala al año?

-La pregunta se las trae, pero no lo hacemos con cuatro cerdos.

¿Cómo se sintió cuando recibió la distinción de la Asociación Down Huesca?

-Bueno, imaginaos cómo me sentí. Además, la recibí muy bien acompañado, porque fuimos tres personas: Javier García Antón, Myriam Martínez y yo. Para mí, estar acompañado por Myriam y Javier, ya era un honor, y viniendo de la Asociación Down, todo un lujo que se acuerden de mí y que la acción que hicimos en su día pudiera llegar a buen puerto. ¿Cómo te vas a sentir? Una pasada de bien. Muy bien, muy bien.

¿Concilia bien su trabajo con su vida familiar y su actividad solidaria?

-Muy bien, porque tengo muchas suertes. Mi mayor suerte es mi mujer y mis hijas, que me han apoyado siempre en todo. Han cargado con todo, porque ahora es cuando me doy cuenta de que no he disfrutado de mis hijas cuando eran pequeñas: no conozco lo que es una fiesta de guardería, una fiesta de colegio, no recuerdo haber ido con mis hijas pequeñas a las cabalgatas de Reyes, muchas cosas que luego te duelen. Siempre he necesitado de ayuda para poder seguir con mi actividad. Y en segundo lugar, siempre he dicho que yo solo no voy nunca a ningún lado, tengo detrás de mí un equipo de tres o cuatro personas que desarrollan un trabajo y una labor muy importante. Yo soy el que da la imagen, pero el trabajo viene detrás con el gran equipo que tengo.

Fuente: Diario del Altoaragón